ITRO
Haftará: Isaías 6:1-7; 9:5 – 6
Brit Jadasha: Mateo 5:17-32
Ha llegado el momento culmine entre el novio , Di-s y la novia, Israel.
Pronto se producira el primer acto del matrimonio, la firma del convenio que uniran a la feliz pareja.
Luego de la exitosa y milagrosa salida de Egipto, Bnei Israel ( hijos de Israel) esta a los pies del Har Sinai, del monte de Sinai.
Di-s pide que la novia se prepare para la boda, santificándose con el mikve ( inmersión en las aguas), ya que seran un reino de sacerdotes, de gente preparada solo para servirle.
Así el seis de Sivan del calendario hebreo, la voz tronante de Adonai es escuchada desde la cumbre de la montaña, enseñando mitzvot ( mandamientos).
El dedo de Di-s, grabara las aseret hadibrot, conocidos como Los Diez Mandamientos, cuyo carácter y sentido es enmarcar la relación hombre Di-s, hombre –hombre.
Quisiera destacar el mandamiento que dice: Honrarás a tu padre y a tu madre.
Por que elegir de tantas órdenes esta en particular y dejarla en este marco, que nos deja Di-s con este realce?
No existe sociedad sin organización, no existe unidad sin diferenciación de tareas, no existe hombre sin educación alguna.
El parámetro de la autoridad , aceptación o rechazo, se basa en la relación que tenemos con nuestros progenitores. A su vez, se destaca la responsabilidad de los padres sobre los hijos en cuanto a educación, cultura y camino de vida.
Nos queda por preguntarnos: cual es la medida de la autoridad y el respeto que se le debe a los padres?
La medida es similar al respeto que tenemos por la sabiduría, cuando somos fuertes , libres e independientes, acordarnos que ellos ya han vivido nuestras experiencias y que son sabios en sus caminos, a donde debemos consultar nuestras decisiones, como ellos alguna vez lo hicieron con sus padres.
Y si los padres no han sido sabios que hacemos? Aprendamos la lección que Di-s nos da, puesto que nuestros hijos vendrán a refugiarse en nosotros.
Con inmenso amor
Iosef Shemi
Rabino Mesiánico
Itro – Jetro
Una comunidad sin justicia no puede subsistir, una comunidad sin un parámetro que limite la convivencia no puede subsistir. Moshé se ocupaba de dirigir al pueblo, de escuchar sus problemas y de enseñar los caminos de Adonai. Ante tanta tarea y responsabilidad Itro (su suegro) le hace un comentario: nombra a jueces que le ayuden con los litigios simples, “tú dedícate a enseñar los caminos de Adonai”
Podríamos preguntarnos como un líder como Moshé no se dio cuenta de hacerlo antes. La respuesta es que la experiencia conduce al buen camino, la apertura a escuchar los consejos demuestra la humildad de Moshé, la integridad al delegar tareas nos revela que en toda comunidad siempre hay hombres aptos a D-os.
Siendo un pueblo organizado civilmente, recibimos la Torá en Horeb. Los Aseret Hadibrot (Los Diez Mandamientos) van explicados al pueblo en su conjunto, los dos primeros dichos por Adonai, los ocho restantes ante el temor del pueblo explicados por Moshé.
Nuestra tradición dice que todos los pueblos del mundo escucharon la revelación mas no todos la recibieron. Nuestra tradición eleva esta revelación al punto culmine entre D-os e Israel y la humanidad. Sin embargo, casi ningún comentarista realza el hecho de que Moshé fue intermediario al repetir o explicar los ocho mandamientos.
Cuando mencionamos que Yeshua HaMashiaj es nuestro intermediario al haber derramado su sangre en el madero en Pesaj como el Korban (sacrificio) aceptado por Adonai, se nos dice, “D-os nunca necesitó intermediario con Israel”.
El sentido de la revelación en el Monte Horeb es que seamos una “nación de cohanim (sacerdotes) consagrados, si escuchamos su voz y guardamos su pacto… seremos su pueblo”.
Podemos ser cohanim de nuestra propia vida plasmando la revelación de los Aseret Hadibrot en nuestro corazón, uniéndonos formamos un pueblo… pero ¿cuándo erramos ante D-os su atributo de justicia caerá sobre nosotros? Su Midot Hadim (atributo de justicia) tiene su contrapartida en Midot Harajamim (atributo de misericordia) y la manifestación concreta es la mediación de Yeshua HaMashiaj, ejemplo simple de la voluntad divina revelada en el Monte Horeb
Iosef Shemi
Rabino Mesiánico