Octavo día de Pesaj
Haftara: Ieshaiahu 10:32-12:6
Meshijei Ketuvim (escritos mesiánicos) Matitiahu 25:14-30
Por razones de calendario, el rabinismo normativo agregó un día mas a las festividades de la Tora, en principio cuando se esta fuera de Eretz Israel, la Tierra de Israel. La lectura de este octavo día de Pesaj nos recuerda la peregrinación a Ierushalaim por las fiestas de Pesaj, Shavuot y Sucot.
Desarrollada la idea de la necesidad de un Mesías, las tres festividades se unen a la Haftara, lectura de Profetas, de este día, donde el retoño de Isaí, padre del Rey David, con un desarrollo absoluto de su neshama, alma espiritual, traerá a su pueblo Israel y a las naciones que sigan la Tora, el conocimiento de Bore Olam, con la respectiva consecuencia: la armonía y equilibrio de sus almas.
Propiciará el Mesías el retorno de todo Israel a la Tierra Prometida a nuestros padres, Abraham, Itzjak y Iahacob. Cómo será este retorno, será inmediato será posterior, será un rey o tendrá las cualidades de un rey? La profecía es la mirada en un espejo de un futuro acontecimiento, sabemos que algo así sucederá pero no como sucederá específicamente. La profecía, como relato general, no puede ni debe ser leída literalmente pues es profecía. Con el advenimiento del tercer estado de Israel, se ha interpretado con la ley de retorno el cumplimiento de estas esperanzas de regreso, tanto como el regreso desde Babilonia en el primer destierro. Sea como fuere, el Mesías ha de reunir a su pueblo alrededor de la Tora, para que esta sea su reino y la paz de la adhesión a Bore Olam colme a su pueblo.
La Luz Primigenia brilla en la creación desde su inicio, una parte de esta nos es dada en nuestra neshama, si trabajamos para que brille más, más luz se nos dará, si la guardamos por temor al atributo de justicia, no es retirada, seamos siervos de Bore Olam, para que su reino sea en nosotros y cumplamos así su propósito aquí y ahora, y la paz nos rodeará, aquella paz que proviene de El mismo. Esto nos enseña la raíz de Isaí, Yeshua HaMashiaj.
Con inmenso amor
Iosef Shemi
Rabino