Parashot Pekudei 5783

Llegamos al final del libro de shemot, éxodo, y vemos al pueblo participando de la construcción del Mishkan, tabernáculo. Este se hizo con las donaciones de todos aquellos que sintieron formar parte de la elaboración de los elementos del Mishkan, la idea general era de Moshe, la forma práctica de Betzalel y Aholiab.

Se llevaron tantas ofrendas que se le tuvo que pedir al pueblo que ya no trajeran más, ya era suficiente. Pero no solo los hombres contribuyeron, sino que las mujeres donaron sus espejos para que se construyera el pilar de cobre de aguamanil. Cuenta el midrash que se juntaban a hacer tefila, orar, en las puertas de la Tienda de Reunión. Cuando todos participan de un proyecto, el final siempre es exitoso, siempre que el bien sea la prioridad. Yeshua HaMashiaj y sus discípulos fueron ayudados por aquellas mujeres que se unieron a su grupo, de ciudad en ciudad.

Lo importante es que la espiritualidad no distingue entre hombres y mujeres, sino que el corazón de cada uno dispone el lugar ante HaShem que podemos tener. Todos somos partícipes en nuestro camino de elevar a HaShem el anhelo del alma: la paz y la vida del alma, y todos somos bien recibidos por el Cielo.

Con inmenso amor
Iosef Shemi
Rabino